
Yo me enamoro cuarenta veces al año. Es algo contra lo que no puedo oponerme. Me gusta tanto el género femenino que me cala hondo como la aguja con la que tatuan en locales tenebrosos.
Y además no me suelo quedar en lo superficial, no es simplemente romperme el cuello cada vez que pasa un culo bonito: lo que más me gusta son los pequeños detalles.
Esa delicadeza, suavidad, sencillez, inteligencia, sonrisa, mirada, gesto...
Exactamente es eso lo que separa la atracción física brutal de la conexión metafísica (literalmente).
Porque está claro que cuando en un bar ponen "Noche de sexo" nadie tiene en mente a una bellísima persona de doscientos kilos. Eso es diferente, es un campo abierto donde practicamente todo el mundo tiene licencia para cazar y ser cazado. Eso no cuenta.
Me parece apropiado apropiado aclarar que me encantan las aperturas de veda, pero lo que me pone la piel de gallina son otras cosas:
Es esa chica que está a tu lado en el arcén del metro de madrid, a media tarde, con la mirada distraída, sumida en sus cábalas. Ella que levanta la vista y sin querer te clava sus ojos. Azules, marrones, verdes, negros...y puedes ver lo que piensa por dos segundos, hasta que el tren rompe esa ilusión momentánea con el estruendo.
Es esa chica que está sentada enfrente tuyo en la biblioteca, con la que es imposible no distraerse, la que te hace pensar ¿quién fue el imbécil que dijo que las guapas eran tontas?
Y luego está esa otra chica que conoces de siempre, o bueno, desde hace un tiempo considerable. Cada vez que la ves en una foto piensas: "si Miguel Ángel hiciera una escultura de mujer sería como ella". Pero ella nunca ha sido para tí, porque siempre ha habido algo que hacía inviable cualquier tipo de trastaleo. Esa contención que hace del trato diario, del pararse a dar dos besos por la calle un momento feliz. Ella es la mujer perfecta porque es sencilla y sofisticada al mismo tiempo, porque es agradable pero tiene carácter, porque es lista,...y al no tenerla la puedes seguir idolatrando, porque no ves los pequeños defectos que la cercanía fuerza.
Por ella.