martes, 24 de abril de 2007

Triunfar en la vida: la calma vence al ansia

Después de dejar humos venenosos y costumbres zarrapastrosas, veo una felicidad vacía de contenido que ha convocado oposiciones.

Mis neuronas están peleando por sacar todas las plazas de esta institución que por vez enésima se enfrenta a un cambio de gobierno. Sí la alternancia política es buena para un país lo que le ocurre a mi cerebro cada mes y medio-dos meses es espectacular.

Así es tanto que mi ser de contrastes crea conflictos en las personas con las que me codeo diariamente. Hoy, una viejecita ha visto saltar por los aires todos sus prejuicios cuando en el bus de la línea 44 abarrotado, mis tatuajes, acordemente acompañados por pantalones desgarrados y gafas de aviador, al más puro estilo me-la-suda-todo, se han levantado de su asiento y le han cedido el sitio. Lo curioso es que un chico con el pelo relamido y polo de no se sabe qué marca, pero muy cara, ha tirado por la borda toda su fachada quedándose con el culito bien reposado.

Eso enseña a alguna gente que las poses en algunos casos coinciden, pero que en muchos muestran una obsesión con un exterior "bien" en detrimento del cultivo de las formas caballerescas elegantes. Y es que no quedan ya caballeros españoles: los gentlemen están muy desfasados, y si lo acompañamos del adjetivo descriptivo en cuestión, para algunos evoca reminiscencias dictatoriales. Hago aquí un llamamiento a todos los que admiran a un Señor como David Beckham a que se fijen en su exquisita educación, y por supuesto que copien.

Pero después de irme por las ramas un ratín, cosa frecuente en mí, quiero homenajear a un plato típicamente asturiano, renovado para el siglo XXI en los chigres más cool de mi tierrina: los tortos de picadillo con huevos.

Y es que aunque seamos de repente la gente más culta y más formada del universo nocturno, siempre queda sitio en el estómago para un buen plato de picadiecho a las cuatro de la mañana.

Robin, eres mi ídolo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Atento a la receta: Una buena bola de picadillo, tres huevos, todo ahi mezclado, mayormente a lo gocho, ja ja, una fuente de pasta, todo en un bol. claro, tienen que ser las cuatro de la mañana de un lunes, bien cargao de cervezas y ... vale, no coment.