domingo, 13 de mayo de 2007

A veces lloro


Soy un tipo muy duro.
Llevo las procesiones por dentro.
Me gusta sonreír.
Ni Titanic hace que suelte una lágrima, ni siquiera "la vida de los otros".
Me gusta la sensación de una gota de agua recorriendo mi mejilla cuando escucho el sonido de una gaita.

Los asturianos tenemos fama de ser muy grandones. Nos gusta mucho lo nuestro. La sidra, las fabas, el pote, la carne, las fiestas de prao, la bandera, el himno, la Cruz de la Victoria...

Reconozco que cada vez que escucho los lamentos de una gaita se me pone la piel de gallina.

Por eso subo la canción más bonita del mundo, para que aquellos asturianos de nacimiento, o de corazón, lloren con una sonrisa en la boca. Dichosos aquellos que pueden hacerlo.

Allí, en Sobrepena.


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