Muerte a las guapas de mayo
Se acaba la segunda temporada de Prison Break en la Sexta. El getaway que supone para todos los encerrados en algún tipo de Fox River se acaba. Por lo menos han tenido la deferencia de dejarlo para cuando los convictos del estudio recibimos la condicional del verano. Habrá que seguir haciendo algún que otro trabajo forzoso con las asignaturas que guardas explotadores como Rúa o similar nos impongan, pero por lo menos veremos la luz del sol.
Yo por lo pronto estoy cogiendo el color de las paredes de la biblioteca, así que me he propuesto encontrar una con el empapelado algo más tostado.
Me identifico con Michael Scofield. Parece que esto toma trazas de crítica televisiva o cinematográfica, pero nada más lejos. Es inevitable no sentirse iluminado ante una piel con tantos y tan bellos tatuajes. A veces deseo que me toque la lotería con el único objetivo de facilitar la reproducción de la tinta negra (nunca de color) en mi piel. Son manías.
Hoy ha sido un día duro y con numerosas anecdotas. Una fea ha captado mi atención entre todas las bellezas dignas de mención que me cruzo en la biblioteca. El lema en su camiseta rezaba “Muerte a los guapos”. No comment.
Gracias a dios veinte o treinta chicas estudiosas y trabajadoras me alegran el día constantemente hasta el punto de volverme loco. Es difícil concentrarse con tanta distracción. ¿Tendré que dejar de ir a esa biblioteca, sacrificando la salud de la vista; o en cambio debería yo aguantar esa avalancha de imágenes bellas y arriesgar mi bienestar mental? Decisions, decisions…
Con renovada Fortuna, y a pocas horas de un Clásico examen parcial de dibujo, al que previamente voy sabiendo del suspenso, cierro el tenderete. Con el recuerdo estético a lo Stendhal en la mente, y la fealdad en el extranjero, espero soñar con los ángeles.
(Perdón por este último párrafo metafórico).
Porque el último artículo de mayo del 2007 acaba aquí, y ya es primero de Junio.
Yo por lo pronto estoy cogiendo el color de las paredes de la biblioteca, así que me he propuesto encontrar una con el empapelado algo más tostado.
Me identifico con Michael Scofield. Parece que esto toma trazas de crítica televisiva o cinematográfica, pero nada más lejos. Es inevitable no sentirse iluminado ante una piel con tantos y tan bellos tatuajes. A veces deseo que me toque la lotería con el único objetivo de facilitar la reproducción de la tinta negra (nunca de color) en mi piel. Son manías.
Hoy ha sido un día duro y con numerosas anecdotas. Una fea ha captado mi atención entre todas las bellezas dignas de mención que me cruzo en la biblioteca. El lema en su camiseta rezaba “Muerte a los guapos”. No comment.
Gracias a dios veinte o treinta chicas estudiosas y trabajadoras me alegran el día constantemente hasta el punto de volverme loco. Es difícil concentrarse con tanta distracción. ¿Tendré que dejar de ir a esa biblioteca, sacrificando la salud de la vista; o en cambio debería yo aguantar esa avalancha de imágenes bellas y arriesgar mi bienestar mental? Decisions, decisions…
Con renovada Fortuna, y a pocas horas de un Clásico examen parcial de dibujo, al que previamente voy sabiendo del suspenso, cierro el tenderete. Con el recuerdo estético a lo Stendhal en la mente, y la fealdad en el extranjero, espero soñar con los ángeles.
(Perdón por este último párrafo metafórico).
Porque el último artículo de mayo del 2007 acaba aquí, y ya es primero de Junio.
Y la merecedora del título de Miss Mundo era Miss Brazil 2007.
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