Chaos
Ya sabía yo que estudiar en casa con el ordenador al lado iba a acabar mal. Tres horas llevo aquí con el teorema de Green, de Gauss, de Store y de su puta madre. “Calcula la integral de línea de …” y yo pienso “la va a calcular tu puta madre”. Con conversaciones, divagando y rayándome el coco quemo minutos sin parar.
Quizá escribiendo lo que tengo en la cabeza metafóricamente me dejo de ocupar en cosas que probablemente no tengan ni sentido ni futuro.
Me encanta la gente resuelta y original. Qué difícil es encontrarla estos días. Me hace ver que no soy el único grillao en este mundo. La comunicación con Rober, otro averiado que ha pasao por el taller se me rompe. Le voy a regalar un móvil nuevo. Encima el último palito de incienso se ha quemado…voy a salir de mi burbuja de desconcentración humeante y bajar a la universidad a estudiar.
Volviendo a mi cabeza: (las palabras se atascan de tal manera que no me sale ninguna). Por primera vez en mucho tiempo tengo un nudo en el estómago como cuando tenía 15 años. La mejoría es que mi supuesta madurez no me deja hacer el gilipollas y quedar en evidencia.
Me estoy dando cuenta también que puedo ignorar los caprichos que me asaltan. Hay como un límite al caos mental que soporto que lo mantiene aislado sin atormentarme. Sin ansias ni agobios.
A pesar de tanta movida en la guarida en los últimos parece que de la experiencia pasada he aprendido a controlarme. Algo es algo.
Quizá escribiendo lo que tengo en la cabeza metafóricamente me dejo de ocupar en cosas que probablemente no tengan ni sentido ni futuro.
Me encanta la gente resuelta y original. Qué difícil es encontrarla estos días. Me hace ver que no soy el único grillao en este mundo. La comunicación con Rober, otro averiado que ha pasao por el taller se me rompe. Le voy a regalar un móvil nuevo. Encima el último palito de incienso se ha quemado…voy a salir de mi burbuja de desconcentración humeante y bajar a la universidad a estudiar.
Volviendo a mi cabeza: (las palabras se atascan de tal manera que no me sale ninguna). Por primera vez en mucho tiempo tengo un nudo en el estómago como cuando tenía 15 años. La mejoría es que mi supuesta madurez no me deja hacer el gilipollas y quedar en evidencia.
Me estoy dando cuenta también que puedo ignorar los caprichos que me asaltan. Hay como un límite al caos mental que soporto que lo mantiene aislado sin atormentarme. Sin ansias ni agobios.
A pesar de tanta movida en la guarida en los últimos parece que de la experiencia pasada he aprendido a controlarme. Algo es algo.
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