Hombre que mira el cielo
Mientras pasa la estrella fugaz acopio este deseo instantáneo montones
de deseos hondos y prioritarios por ejemplo que el dolor no me apague la rabia
que la alegría no desarme mi amor que los asesinos del pueblo se traguen
sus molares caninos e incisivos y se
muerdan juiciosamente el hígado que los barrotes de las celdas
se vuelvan de azúcar o se curven de piedad
y mis hermanos puedan hacer de nuevo el amor y la revolución
que cuando enfrentemos el implacable espejo no maldigamos ni
nos maldigamos que los justos avancen aunque estén
imperfectos y heridos que avancen porfiados como castores
solidarios como abejas aguerridos como jaguares y
empuñen todos sus noes para instalar la gran afirmación que
la muerte pierda su asquerosa puntualidad que cuando el corazón se salga del
pecho pueda encontrar el camino de regreso que la muerte
pierda su asquerosa y brutal puntualidad
pero si llega puntual no nos agarre muertos de vergüenza que
el aire vuelva a ser respirable y de todos y que vos muchachita sigas alegre y
dolorida poniendo en tus ojos el alma y tu
mano en mi mano
y nada más porque el cielo ya está de nuevo torvo
y sin estrellas con helicóptero y sin dios
Mario Benedetti.
Llega y me toca en lo más hondo. Es alguien que sin conocerme me lee.
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